Mercedes ha presentado esta miércoles su W14, el coche con el que quieren volver a luchar por el campeonato. Se vuelve a la decoración negra de hace tres temporadas, algo que en su día promovió Lewis Hamilton como símbolo de la diversidad que promovía en la F1 y el deporte.
Aparte de los colores, destaca por recuperar parcialmente los pontones laterales. No son altos, como en Red Bull o en Ferrari, sino bajos y mínimos, algo a los que Williams renunció en 2022 y el resto no ha querido ni contemplar. Habrá que ser si funciona esta vez, pero el trabajo de empaquetado es sencillamente alucinante.
En la vista frontal se ve un nuevo morro muy corto y plano, pero lo importante está detrás del eje delantero, con unos entradas verticales para la zona de los radiadores. No son tan pequeñas como las de 2022, pero el estilo es muy similar. Nada que ver con Ferrari, que prefiere dejar la parte inferior, junto al suelo, mucho más limpia.
En la imagen cenital, se aprecia el trabajo de de miniaturización de la carrocería. Tras las entradas de aire, los laterales se pegan al habitáculo del piloto, aunque esta vez no son completamente planos, hay un pequeño volumen inferior para guiar el aire por encima del suelo.
El fondo (suelo) del coche es visible por completo desde arriba y, sus formas impreisonan. Es en esta zona donde está la clave volver a ser un coche competitivo o no, algo que se sabrá en los test de Bahréin, la próxima semana y, sobre todo, en la primera carrera.