Sebastien Ogier se impuso en el Rally de Montecarlo a su compañero de equipo y actual campeón del mundo, Kalle Rovanpera y a Thierry Neuville que terminó en tercer lugar. Dani Sordo terminó sexto en una prueba que no recordará con mucho gusto.
Sebastien Ogier mandó de principio a fin en la 91ª edición del Rally de Montecarlo tras el sinsabor vivido en la edición del año pasado y que se terminó llevando su archienemigo Sebastien Loeb. El piloto de Gap manejó con maestría los tiempos de la prueba, sobre todo en las dos primeras jornadas, para no tener que arriesgar en el resto de la prueba y adjudicarse su noveno Monte, octavo mundialista.
La segunda plaza, que sabe a victoria, fue para el defensor del título Kalle Rovanpera que llegaba a la meta de Turini con 18 segundos de desventaja con Ogier, pero imponiéndose en la power stage. Tercer escalón del podio para Neuville que salva la honrilla de Hyundai Motorsport con su nuevo jefe Cyril Abiteboul sigueidno muy de cerca el desempeño de sus pilotos.
Dani Sordo, en un rally para olvidar, acabo en sexto lugar, muy lejos de las expectativas creadas antes de arrancar el jueves.
La última jornada del Rally de Montecarlo comenzaba temprano. El primer WRC tomaba la salida poco antes de las ocho de la mañana retornando a la zona de los Alpes Marítimos, mismo lugar donde arrancó el pasado jueves.
Con las precauciones habituales de los domingos para no llegar sin neumáticos a la power stage, Ogier marcaba un nuevo scratch con 2.7 segundos de ventaja sobre sus dos compañeros Evans y Rovanpera que empataban al llegar a la meta de Lantosque.
Neuville perdía 2.4 segundos, pero mantenía una ventaja razonable con respecto a Evans, que seguía siendo la única amenaza a su posición de podio. El belga reportó algunos problemas con el híbrido, problema recurrente en este primer rally del año, y también sufrió un trompo.
Dani Sordo, recuperaba algo de tiempo, situándose a espaldas de su jefe de filas. Los comisarios impusieron una sanción de 10 segundos al cántabro por saltarse la salida que luego rectificaron al comprobar que no había sido su culpa.
En la primera subida al Turini de la mañana, Rovanpera conseguía ser el más rápido, aprovechándose de unas condiciones de la carretera que le gustaban más. «Es completamente distinto cuando está limpia y cuando hay sal. Creo que cuando está limpia perdemos más tiempo, así es mucho más divertido» comentaba el campeón del mundo finlandés.
Ogier se quejaba del tremendo desgaste que habían sufrido los neumáticos en el primer tramo y en este segundo decidió tomárselo con más calma. Neuville volvía a ganarle tiempo a Evans, aprovechando la sospecha de que el galés estaba guardando neumáticos.
Sordo heredó los problemas con el híbrido que había tenido anteriormente Neuville y perdía 10 segundos con la cabeza. «El híbrido no funciona y es una subida, así que os podéis imaginar lo que significa hacerlo con 100 CV menos» explicaba el piloto español de Hyundai.
Antes de la definitiva power stage, Ogier se imponía de nuevo, consiguiendo su noveno scratch en el rally y, según se desprende de sus palabras, casi sin querer. Katsuta sorprendía a todos, seguramente exprimiendo sus neumáticos más que el resto, para afrontar el tramo final a sólo una décima de Ott Tanak, que se mostraba tranquilo y confiado de lo que estaba haciendo al afirmar: «depende de nosotros».
En la power stage, como de costumbre, la mayoría de los pilotos se olvidaron ya de guardar neumáticos y fueron con todo. En algunos casos les salió bien la jugada como a Rovanpera o Tanak, que se jugaron la victoria a la décima, pero en otros casos, la apuesta a punto estuvo de costar un disgusto a Taka Katsuta que pinchó y no perdió la sexta plaza por poco. Ogier fue de los que no ganaba nada arriesgando y decidió llevar su GR Yaris a meta sin demasiados aspavientos, al igual que Dani Sordo que sin motor híbrido le bastaba con salvar la papeleta de batir a Lappi.
En WRC2, el madrileño de Hyundai Pepe López consiguió un podio terminando el rally en tercera posición en una categoría en la que la victoria se decantó del lado de Nikolai Gryazin.